BRUSELAS, 12 de junio de 2015 (LatinReporters.com) - Sin necesidad de ser citado, Estados Unidos es arañado en relación a Venezuela, Cuba e Internet en la declaración de Bruselas que clausura la última cumbre Europa-América Latina (UE-CELAC). El documento pone a salvo a Venezuela, a pesar del juicio permanente al que le someten Washington y varias capitales europeas.
Este ángulo sorprendente del balance político merece ser subrayado más allá de los objetivos comerciales y de cooperación que han alimentado las ocho cumbres birregionales celebradas desde 1999. La explicación reside en la existencia misma de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
Mientras que las seis primeras cumbres llevaban el sello UE-ALC (Unión Europea-América Latina y Caribe), la de Bruselas, del 10 y 11 de junio, fue solo la segunda de la cosecha UE-CELAC. Ello no cambia nada en cuanto a los participantes, es decir los 33 países de las Américas situados al sur de Estados Unidos y todos los de la Unión Europea, 28 en la actualidad.
Pero políticamente, el juego ya no es el mismo. Ya que si ALC designaba una mera colección geográfica de países, la CELAC, puesta sobre raíles en diciembre de 2011 en Caracas, es, por su parte, una institución de concertación política y económica que habla teóricamente con un sola voz en nombre de todos los Estados de América Latina y el Caribe.
La UE quería condenar a Maduro
En Bruselas, Europa intentó acordar la condena al gobierno venezolano del presidente Nicolás Maduro y el encarcelamiento por Caracas de “prisioneros políticos”. América Latina se opuso en bloque, en nombre del rechazo a las “injerencias” que sufrió durante mucho tiempo.
Presidente pro tempore de la CELAC y presidente de Ecuador, el socialista bolivariano Rafael Correa marcó el tono en sesión plenaria en su discurso de inauguración de la cumbre.
“Rechazamos y demandamos la derogatoria de la orden ejecutiva emitida [el pasado 9 de marzo] por el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, imponiendo sanciones unilaterales a Venezuela por supuestamente constituir un peligro para la seguridad nacional de EEUU”, declaró Rafael Correa, que copresidía la cumbre de Bruselas con el presidente de la Unión Europea, el liberal-conservador polaco Donald Tusk.
“La orden, además del ridículo argumento, viola flagrantemente el derecho internacional y particularmente el artículo tres de la Carta de la Organización de Estados Americanos”, añadió el presidente ecuatoriano.
A propósito de Cuba, afirmó que “celebramos el triunfo de la dignidad y soberanía del pueblo cubano y el proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba", pero “aún queda por extirpar el inhumano e ilegal bloqueo y la devolución del territorio ocupado de Guantánamo, uno de los resabios del colonialismo en nuestra América”.
Violación del derecho internacional
Haciendo eco a Rafael Correa, los dirigentes de los 61 países de la UE y de la CELAC dicen en referencia implícita al pulso entre Washington y Caracas, en el artículo 20 de la Declaración de Bruselas: “Reiterando nuestro rechazo a las medidas coercitivas de carácter unilateral y efecto extraterritorial que son contrarias al Derecho internacional, reafirmamos nuestro compromiso con la resolución pacífica de controversias. Tomamos nota de la Declaración Especial de la CELAC, de 29 de enero de 2015, sobre las acciones unilaterales contra la República Bolivariana de Venezuela, y del comunicado solidario [con Venezuela] de la CELAC de 26 de marzo de 2015.”
Sin ser nombrado, Estados Unidos es así acusado de violación del derecho internacional y ello tanto por sus aliados europeos como por los jefes de Estado latinoamericanos, incluidos aquellos tan cercanos a la Casa Blanca como el colombiano Juan Manuel Santos y el mexicano Enrique Peña Nieto.
En relación a Cuba, la Declaración de Bruselas no hace concesiones a Washington. “Acogemos con satisfacción el anuncio que el pasado 17 de diciembre hicieron los Presidentes de la República de Cuba y los Estados Unidos de América, Raúl Castro Ruz y Barack Obama, sobre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. En este contexto, contamos con que se den todos los pasos necesarios hacia el pronto fin del embargo”, dice el artículo 19 de la declaración.
“Reafirmamos nuestras conocidas posiciones de rechazo de las medidas coercitivas de carácter unilateral, así como sobre la aplicación de las disposiciones extraterritoriales de la Ley [estadounidense] Helms-Burton. Dichas medidas han provocado unas consecuencias humanitarias indebidas para el pueblo cubano y están perjudicando el desarrollo legítimo de lazos comerciales entre Cuba, la Unión Europea y otros países”, continúan los dirigentes de los 61 países de la cumbre de Bruselas.
Y enfocando al artículo 42 sobre las tecnologías de la información, incluido Internet, los mismos dirigentes piensan necesariamente en el espionaje americano cuando recomiendan “el uso pacífico de las tecnologías de la información y la comunicación de forma compatible con los fines y principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho internacional y nunca con el objetivo de subvertir a las sociedades ni de crear situaciones con el potencial de fomentar los conflictos entre Estados.”
En el comercio con la CELAC, China adelanta a la UE
“Estos encuentros son muy fructíferos para incidir en el orden mundial”, estimó Rafael Correa a modo de balance, llevado por un optimismo sin duda exagerado si se tiene en cuenta las ambiciones esencialmente comerciales de una Europa comunitaria hoy dominada por un liberalismo mercantilista y antisocial.
La apertura de las negociaciones con Cuba, la actualización y la ampliación de los acuerdos comerciales con Chile y México y la búsqueda, todavía vana, de un acuerdo de asociación con los cuatro países fundadores de Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) han acaparado una gran parte de los debates de la cumbre UE-CELAC.
Primer inversor en América Latina, la UE teme ver reducir allí progresivamente su parte del mercado bajo el empuje de China.
Pretendiendo en la cumbre que la UE sigue siendo el segundo socio comercial de la CELAC (tras Estados Unidos), el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, cifraba en 212.000 millones de euros (240.000 millones de dólares), los últimos intercambios anuales de bienes y servicios entre los dos bloques. Sin embargo, ese nivel es ya ampliamente superado por los intercambios China-América Latina, que se elevaban a 289.000 millones de dólares en 2013, según el FMI.