BUENOS AIRES, 19 de noviembre de 2015 (LatinReporters.com) - Continuidad de un modelo sociopolítico soberanista y latinoamericanista, que durante 12 años acentuó su inclinación a la izquierda, o vuelta a un neoliberalismo más dependiente de los índices bursátiles occidentales que del sueño de una América Latina social y unida. Tal parece lo que se juega globalmente en la segunda vuelta, el domingo 22 de noviembre, de las elecciónes presidenciales en Argentina.
La segunda vuelta será la elección “entre un modelo de país y otro”, señalaba la presidenta saliente, la peronista de izquierda Cristina Fernández de Kirchner, después de la insuficiente victoria en la primera vuelta, el 25 de octubre, de su candidato Daniel Scioli (37,08%) frente al liberal de centroderecha Mauricio Macri (34,15%).
Los últimos sondeos otorgan de 52 a 55,5% de los votos a Macri, alcalde saliente de la capital, Buenos Aires, y líder de la coalición Cambiemos. Aventaja de 8,3 a 11 puntos a Daniel Scioli, abanderado del Frente para la Victoria (FPV), el ala peronista de izquierda fundada por los Kirchner. Scioli tropieza con la hostilidad del peronista disidente de centro derecha Sergio Massa, eliminado en octubre con el porcentaje del 21,39 %, pero convertido en árbitro de la segunda vuelta.
Es la primera vez en la historia de Argentina que se designará presidente en la segunda vuelta. De ahí la audiencia récord del debate Scioli-Macri, que movilizó más del 40% de los telespectadores del país en la noche del 15 de noviembre.
Esta batalla oratoria, que la mayoría de los medios estiman ganada por Mauricio Macri, no aportó ninguna nueva visión sobre los objetivos de los dos adversarios.
Macri ha intentado borrar su imagen conservadora
Aunque Scioli evita reivindicarse claramente de Cristina Kirchner para afianzar su propia imagen y no ser asociado a conflictos generados por la presidenta saliente, depende sin embargo del kirchnerismo.
Y, estima Javier Franzé, profesor de teoría política en la Universidad Complutense de Madrid, el kirchnerismo quiere mantener su “proyecto”, cuyos signos de identidad son, entre otros, oposición al neoliberalismo, keynesianismo, redistribución de la riqueza, prioridad relativa del mercado interno y de la industria nacional, movilización social, derechos humanos y política exterior latinoamericanista.
En cuanto a Mauricio Macri, pretende, con su coalición Cambiemos, cerrar “la grieta” en el seno de una sociedad que habría dividido el kirchnerismo, restablecer la seguridad pública, combatir la corrupción y la inflación, liberar el mercado cambiario y limitar la intervención del Estado en la economía.
Macri ha intentado borrar su imagen conservadora prometiendo no derogar, si es elegido presidente, medidas de Cristina Kirchner tales como la asignación universal por hijo, la nacionalización de la compañía petrolera YPF, la de Aerolíneas Argentinas y la renacionalización del sistema de pensiones.
Su “amigo” y compañero ideológico Mariano Rajoy había lanzado también dulces promesas antes de someter a los españoles a una austeridad histórica desde el día siguiente de su investidura, en diciembre de 2011.
El profesor Franzé sospecha quizá de un engaño similar cuando fustiga “a muchos votantes de Cambiemos” reprochándoles una “autosuficiencia de clase desde la cual se subestima a los sectores populares como una masa de 'incultos', 'vagos' y 'parásitos', encandilados por la demagogia oficial y a la vez usufructuarios de ella”.
Fin de ciclo en América del Sur?
“Si Macri gana la elección presidencial, (…) la alianza con China y Rusia va a abandonarse como eje de la política exterior argentina” en beneficio de Estados Unidos, de la Unión Europea y de Brasil, afirma el analista argentino Rosendo Fraga.
Mauricio Macri pretende también intentar lograr la suspensión de Venezuela de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) y de Mercosur (mercado común suramericano) invocando “los abusos”, “los prisioneros políticos” y “la participación de militares en el gobierno” bajo el régimen del presidente venezolano Nicolás Maduro.
Anunciada por los sondeos, la victoria de Macri debilitaría así en América del Sur el frente bolivariano al que se aproximó Cristina Kirchner sin adherirse.
A destacar también que en Venezuela, los sondeos prevén una primera derrota, en las legislativas del 6 de diciembre, del régimen bolivariano instaurado en 1999 por Hugo Chávez.
“En el último tiempo se instaló en los análisis sobre el devenir suramericano la idea-fuerza de un eventual fin de ciclo, en referencia a la etapa que empezó a germinar a principios de siglo con la eyección del paradigma neoliberal en buena parte de la región y la irrupción de esta oleada de gobiernos de corte progresista o popular”, señala Gerardo Szalkowicz, editor de Nodal.am, publicación independiente especializada en América Latina y el Caribe.