BUENOS AIRES, 20 de octubre de 2015 (LatinReporters.com) – El peronista Daniel Scioli y el conservador Mauricio Macri, los dos principales de los seis candidatos en las elecciones presidenciales argentinas del 25 de octubre, proceden de la esfera neoliberal. Pero su carrera hacia el centro refleja una “kirchnerización” relacionada con la influencia de la presidenta saliente Cristina Fernández de Kirchner.
En consecuencia, “la ilusión de los mercados por que en diciembre [mes de la investidura presidencial] asuma el poder un jefe de Estado que los favorezca ha ido desvaneciéndose”, constata Alejandro Rebossio, uno de los corresponsales en Buenos Aires del influyente diario español El País (periódico de centro izquierda partidario de la globalización).
El próximo escrutinio presidencial debía sin embargo, en principio, marcar el fin de un ciclo de doce años de “kirchnerismo”, caracterizado por su política social, su defensa radical de los derechos humanos, su rechazo del neoliberalismo, su reticencia a los tratados de libre comercio (por ejemplo con la Unión Europea) y algunos abscesos de corrupción y autoritarismo.
Fin de ciclo, pues el artículo 90 de la Constitución prohíbe a la presidenta Cristina Kirchner, peronista de izquierda, optar a un tercer mandato consecutivo. Elegida en 2007 y reelegida en 2011, había sucedido a su marido Néstor Kirchner, presidente de 2003 a 2007 y fallecido en 2010.
Proceso inverso del seguido en Europa
Pero, hoy a la edad de 62 años, la presidenta saliente disfruta aún entre los 43 millones de argentinos de una popularidad apreciable (mas de 50 %) y tendrá el derecho de lanzarse de nuevo en la carrera presidencial tras el intervalo de un mandato, en 2019.
Además, “los argentinos, después de los noventa neoliberales y la terrible crisis de 2001, ven en el Estado a un garante de la estabilidad, como un seguro”, estima Carlos E. Cué, también corresponsal de El País en Buenos Aires.
Según él, “la opinión pública dominante defiende la presencia de lo público en todas las esferas de la economía. En un proceso casi contrario al que se vive en Europa, Argentina, como ha sucedido en buena parte de América Latina, se ha hecho más estatalista que nunca en su historia y los candidatos huyen de cualquier mensaje de ajuste fiscal que pueda asustar a los electores”.
Este contexto favorable al “kirchnerismo” relativiza el impacto electoral de la ralentización económica argentina (apenas +0,1 % en 2015, prevé el FMI) y explica el viraje al centro, o al centro izquierda, de Daniel Scioli y, más moderadamente, de Mauricio Macri.
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El conservador Mauricio Macri en campaña electoral. (Octubre de 2015 / foto https://www.facebook.com/mauriciomacri) |
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Scioli favorito, pero probable segunda vuelta contra Macri
Vicepresidente de Argentina bajo el mandato de Néstor Kirchner y actual gobernador de la estratégica provincia de Buenos Aires (40 % del electorado del país), Scioli, de 58 años, era todavía considerado el pasado mayo como el menos “kirchnerista” de los pre-candidatos del Frente para la Victoria (FPV), el ala peronista de izquierda fundada por los Kirchner.
Daniel Scioli entró en política en los años 90 de la mano del presidente Carlos Menem, cuando el peronismo, en ida y vuelta periódica, apostaba por las privatizaciones neoliberales. Este precedente y su currículum de hombre de negocios alimentaban su particularidad, que se eclipsó en junio cuando Cristina Kirchner, a falta de un delfín significativo, le respaldó como candidato del poder a la presidencia.
Esta confianza ha sido reforzada por la victoria en las elecciones primarias del 9 de agosto del FPV liderado por Scioli. Él es actualmente el favorito de todos los sondeos para las presidenciales. Pero para evitar una segunda vuelta considerada probable contra Macri, deberá conseguir en la primera al menos un 45 % de los sufragios, o al menos un 40 % con 10 puntos de ventaja sobre su competidor más próximo.
En cuando a Macri, de 56 años, es desde 2007 el alcalde conservador de la capital, Buenos Aires. Debe su notoriedad inicial y su fortuna al imperio económica fundado en Argentina por su padre, el italiano Franco Macri.
El Papa argentino Francisco invocado en la campaña electoral
Tanto Daniel Scioli como Mauricio Macri han moderado su discurso y hablado de justicia social. Scioli ha reforzado singularmente su imagen “kirchnerista” haciéndose apoyar en la campaña electoral por tres celebridades de la izquierda latinoamericana militantes de la independencia regional, los ex-presidentes Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil) y José Mujica (Uruguay), así como el presidente boliviano (y bolivariano) Evo Morales.
El candidato apoyado por Cristina Kirchner ha llegado hasta reivindicarse del papa argentino Francisco, con su santo consentimiento se dice, cuando el pontífice está en cruzada contra el capitalismo de cara inhumana.
Macri, que nunca ha pertenecido al peronismo, contraatacó inaugurando el 8 de octubre en Buenos Aires una estatua del general Perón, fundador del movimiento que domina la política argentina desde hace 70 años.
Reconociendo entonces que no era peronista, aunque respetando “de corazón” este movimiento, reprochó a la presidenta Cristina Kirchner contradecir los principios de Perón “manipulando la pobreza en lugar de luchar por la igualdad de oportunidades”.
Sergio Massa al acecho
En vísperas de las primarias del mes de agosto, Macri había intentado ya borrar su imagen conservadora prometiendo no derogar, si era elegido presidente, medidas de Cristina Kirchner tales como la asignación universal por hijo, la nacionalización de la compañía petrolera YPF, la de Aerolíneas Argentinas y la reforma del sistema de pensiones.
Dejó incluso de proponer pagar las cantidades exigidas en Estados Unidos por los fondos buitres para solucionar definitivamente el problema de la deuda argentina, pronunciándose más bien por una negociación.
La política exterior es el límite del giro al centro de Macri. No comparte ni la benevolencia de Cristina Kirchner por el régimen venezolano de Nicolás Maduro ni la desconfianza de la presidenta hacia Estados Unidos.
Que su “kirchnerización” sea real o no, Daniel Scioli y Mauricio Macri no se olvidan de Sergio Massa, candidato peronista disidente de centro derecha. Éste podría erigirse en árbitro en una eventual segunda vuelta de las presidenciales, el 22 de noviembre.