Quito, miércoles 29 de marzo 2017 (LatinReporters.com) – Ecuador, como Nicaragua el pasado noviembre, podría de nuevo elegir un presidente de izquierda el 2 de abril. Una concretización de ese pronóstico de los sondeos haría dudar del presunto giro global de América Latina a la derecha.
Apadrinado por el presidente Rafael Correa, saliente después de diez años en el poder, el antiguo vice-presidente socialista Lenín Moreno dispone de una ventaja de casi cinco puntos sobre el exbanquero de derecha Guillermo Lasso (más del 52% contra cerca del 48 %) en los últimos sondeos de los institutos Cedatos y Market para la segunda vuelta de la elección presidencial.
En la primera vuelta, el 19 de febrero, los 12,8 millones de ecuatorianos llamados a las urnas habían eliminado a otros seis candidatos presidenciales, designando a Moreno (39,36%) y Lasso (28,09%) para el duelo del 2 de abril.
Las elecciones legislativas celebradas paralelamente a la primera vuelta habían renovado y reducido a la vez la mayoría absoluta parlamentaria del movimiento Alianza País de Rafael Correa y Lenín Moreno, con 74 diputados (26 menos que en 2013) de los 137 de la Asamblea Nacional. Aliado con los liberales del movimiento Suma, el partido Creo (Creando Oportunidades) de Lasso sólo obtuvo 34.
Incluso con el apoyo de otras fuerzas, especialmente del Partido Social Cristiano, el exbanquero tendría así difícil concretizar proyectos legislativos si diera la sorpresa venciendo el domingo en la elección presidencial.
Los paraísos fiscales en el centro de la campaña
También el 19 de febrero, un tercer escrutinio, una consulta popular promovida por Rafael Correa, desembocó en un 55,12% del sí, frente al 44,88% del no, sobre la prohibición a los elegidos y otros servidores públicos de poseer bienes o capitales en paraísos fiscales. En caso aplicable, esos haberes deberían ser repatriados en el plazo de un año.
Cuando América Latina, incluido Ecuador, está sacudida por reales o a veces presuntos escándalos de corrupción, esta consulta sería una medida ejemplar que adoptarían “pronto numerosos países”, estima Correa. Su gobierno ha lanzado incluso una campaña internacional, dirigida entre otros a la ONU, para promover este “pacto ético”.
Es en ese contexto y a sólo nueve días de la segunda vuelta de la elección presidencial que el candidato conservador Guillermo Lasso, temiendo quizás las consecuencias futuras de una mentira, ha cometido un error que podría aniquilar sus posibilidades de ser elegido.
Contrariamente a su rival socialista Lenín Moreno, el exbanquero se ha negado a declarar bajo juramento haber intervenido en ningún acto de corrupción. Ha rechazado también notificar ante notario que no se ha beneficiado a título personal, en el ejercicio de sus funciones, de decisiones relativas a la colocación de haberes en paraísos fiscales o relacionadas con la crisis financiera de 1999 o incluso asociadas a la corrupción implicando a la empresa petrolera Petroecuador o la sociedad brasileña Odebrecht.
Estas exigencias dirigidas por sorpresa y en nombre de la “transparencia” a Moreno y Lasso por la Red de Maestros por la Revolución Educativa, que preparaba un debate entre los dos candidatos, eran juzgadas “indispensables y no negociables” por la citada red. El rechazo de Lasso ha llevado a la anulación del debate.
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Lenín Moreno, candidato socialista a la presidencia de Ecuador. Parapléjico tras una agresión a mano armada en 1998, se desplaza en silla de ruedas. (Fuente foto: elfuturoesahora.com) |
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Investigación sobre el candidato conservador, que teme un “fraude electoral”
El exbanquero argumenta que no tenía que firmar ni declarar nada, teniendo en cuenta que ya había declarado formalmente su patrimonio y que paga sus impuestos. Pretende de otra parte, pero después de ese golpe, que la Red de Maestros por la Revolución Educativa estaría al servicio de la “dictadura” de Rafael Correa.
Las exigencias de la red tenían en cuenta las principales acusaciones intercambiadas durante la campaña electoral entre los partidarios de Correa y Moreno y los de Lasso.
Los primeros relacionan al candidato conservador con paraísos fiscales y la crisis bancaria de 1999, que forzó a la emigración a cerca de tres millones de ecuatorianos. Los segundos mezclan al gobierno con la corrupción que golpearía a Petroecuador y mancharía la atribución a la brasileña Odebrecht de contratos en Ecuador.
El presidente Correa afirma que el Servicio de Rentas Internas (SRI) investiga posibles actividades ilegales de empresas “offshore” de Guillermo Lasso. Ha citado una información del diario argentino de izquierda Página 12, que asocia al antiguo banquero con “al menos 49 empresas” en paraísos fiscales.
El candidato conservador replica por elevación, advirtiendo a la Organización de Estados Americanos (OEA) que podría ser víctima de un “fraude electoral” el 2 de abril. Había lanzado la misma acusación antes del primer turno de las presidenciales.
Sin embargo, la OEA, que había desplegado observadores sobre el terreno, e incluso la administración americana de Donald Trump felicitaron al Consejo Nacional Electoral de Ecuador tras la proclamación de los resultados del 19 de febrero.
Correa amenaza con recurrir eventualmente a la “muerte cruzada”
Tanto Lenín Moreno como Guillermo Lasso prometen cientos de miles de nuevos empleos. En caso de victoria, Moreno debería intentar conciliar la ralentización económica continental y la continuación del desarrollo espectacular de las infraestructuras energéticas, de carreteras y sociales en un régimen socialista abierto a la libre empresa regulada por el Estado.
La elección de Lasso desembocaría por su parte en nuevas alianzas internacionales de Ecuador para situarlo en la onda neoliberal que sacude, entre otros, a los argentinos y brasileños, por ahora sin enriquecerlos.
El presidente Correa, que cederá la banda presidencial el 24 de mayo, ha amenazado imprudentemente con recurrir en ese caso con su movimiento Alianza País a la “muerte cruzada”, una alusión al artículo 130 de la
Constitución.
Éste prevé, en caso de abuso de autoridad reconocido por la Corte Constitucional o de “grave crisis política y conmoción interna”, la destitución del presidente de la República por una mayoría de dos tercios de la Asamblea Nacional.
Problema: Alianza País, aunque conserva la mayoría absoluta parlamentaria, ha perdido el 19 de febrero esa mayoría cualificada de dos tercios.