El independentista Carles Puigdemont sucede a Artur Mas
Cataluña: secesión relanzada con un nuevo presidente
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El presidente catalán saliente, Artur Mas (a la derecha), y su sucesor, Carles Puigdemont. (Foto Generalitat de Catalunya)

BARCELONA, lunes 11 de enero de 2016 (LatinReporters.com) - Cataluña vive “un periodo excepcional de la postautonomía [regional] y la preindependencia”, exclamó el nuevo presidente catalán, Carles Puigdemont, al pronunciar el domingo en Barcelona su discurso de investidura ante el Parlamento regional.

Alcalde desde 2011 de la ciudad de Gerona, este periodista de 53 años preside la Asociación de Municipios para la Independencia. En 2013, había proclamado en un discurso que “los invasores serán expulsados de Cataluña”. Apenas investido a la presidencia regional, lanzó “Viva Cataluña libre”.

Es pues a un partidario de la secesión también e incluso más convencido que él que el presidente catalán saliente, Artur Mas, ha pasado el testigo. Criticado por la extrema izquierda independentista por cuatro años de política de austeridad y la corrupción de su partido, Mas había cedido el sábado a las presiones de sus detractores y renunciado a asumir un nuevo mandato.

Este golpe de efecto de último minuto después de cien días de negociaciones ha permitido el reagrupamiento de las fuerzas separatistas.

La ley concedía a los parlamentarios catalanes hasta la medianoche del domingo para investir a un presidente del gobierno, a falta de lo que hubieran tenido que ser convocadas nuevas elecciones y los independentistas arriesgaban de perder su mayoría parlamentaria conquistada en las regionales del 27 de septiembre de 2015 (72 escaños sobre 135, gracias al 47,8% de los votos).

Investido en la noche del domingo por casi la misma mayoría (70 a favor, 63 en contra y 2 abstenciones), Carles Puigdemont ha defendido la hoja de ruta trazada por Artur Mas para desligarse de España: instauración de una república catalana en dieciocho meses, después de la puesta en marcha, a pesar de las prohibiciones del Tribunal Constitucional, de una administración fiscal, una seguridad social, un Banco Nacional y otras estructuras propias.

Del mismo partido liberal, Convergencia Democrática (CDC), que su predecesor, Puigdemont será secundado en la vicepresidencia del gobierno catalán por el profesor Oriol Junqueras, líder de la Izquierda Republicana (ERC).

Como en las últimas elecciones regionales, los dos partidos permanecen unidos en el seno de la coalición Juntos por el Sí, ahora consolidada por el acuerdo decisivo concluido el sábado con la CUP (extrema izquierda independentista), que se oponía a la investidura de Artur Mas.


“Los independentistas aprovechan el vacío de poder en Madrid”

Pero mientras que el independentismo catalán se dota de un gobierno, España busca el suyo desde las legislativas del 20 de diciembre, recuerda AFP. Estas elecciones han fragmentado el Parlamento nacional. Los conservadores del jefe del gobierno saliente, Mariano Rajoy, han perdido la mayoría absoluta y buscan en vano socios para formar una coalición.

“La coalición independentista aprovecha el vacío de poder en Madrid”, titulaba el domingo el diario digital conservador El Español.

En una declaración institucional televisada el domingo por la noche, Mariano Rajoy censuraba “la ilegalidad” del “desafío secesionista” relanzado ante el Parlamento catalán por Carles Puigdemont.

Anotando haberse concertado con la oposición, el jefe del ejecutivo advertía de nuevo con firmeza que “disponemos más que nunca de instrumentos para defender la unidad” de España. A este respecto, el artículo 155 de la Constitución, que contempla la suspensión de hecho de la autonomía regional, es a menudo citado por los analistas.

Frente a la rebelión de la más rica región del reino, el gobierno de Rajoy había insistido ya el sábado en “la necesidad de que el próximo Gobierno de España cuente con una amplia base parlamentaria que garantice la estabilidad y la capacidad para […] hacer frente al desafío independentista”.

Rajoy y su Partido Popular (PP) esperan llegar a un acuerdo con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), segunda fuerza política del país, y con el partido liberal Ciudadanos, opuestos igualmente a la secesión de Cataluña.

El PSOE contempla por el contrario una alianza con la izquierda radical de Podemos y partidos nacionalistas en Cataluña y en el País Vasco. Pero la situación en Barcelona le complica mucho más la tarea.

“Cómo explicamos ahora que los que buscan la independencia en cuestión de meses son los que facilitan que lleguemos al Gobierno”, ha confiado un dirigente socialista al diario digital de izquierda El Diario.

El separatismo catalán arriesga así con condicionar la formación de un nuevo gobierno español o, en su caso, el resultado de legislativas anticipadas que sancionarían en primavera la ausencia de un acuerdo en Madrid. El PP de Mariano Rajoy cree que la sacudida catalana debería favorecerle en uno u otro caso.

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