MADRID, 25 de mayo de 2015 (LatinReporters.com) - Las dos principales ciudades de España, Madrid y Barcelona, tendrán previsiblemente como alcaldesas a dos mujeres apoyadas por el movimiento de los indignados y su principal impulsor, el nuevo partido Podemos.
En el conjunto del país, las elecciones municipales y regionales del 24 de mayo arrancan al Partido Popular (PP), la derecha gubernamental de Mariano Rajoy, joyas de su poder territorial.
“Es una noche mágica, histórica, que apunta claramente hacia el cambio”, exclamó poco antes de la medianoche el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. Según él, “este cambio es irreversible y nos conducirá a ganar en noviembre las elecciones (legislativas)”.
Respecto a las municipales de 2011, el PP perdió 10 puntos, derrumbándose del 37 % al 27 % de los votos. La debacle es del mismo orden en el escrutinio paralelo en 13 de las 17 regiones de España.
El portavoz y diputado del PP, Carlos Floriano, ha dejado a los periodistas con la boca abierta al afirmar “hemos ganado las elecciones”, argumentando un número de votos superior al de los otros partidos. Número sin embargo insuficiente para construir en numerosas ciudades y regiones claves mayorías más amplias que las que podrían conseguir juntos indignados y la izquierda socialista.
Los dos símbolos fuertes del cambio en el poder territorial son Manuela Carmena, jueza “roja” de 71 años que defendió a obreros y detenidos bajo la dictadura franquista, y Ada Colau, una activista de 41 años conocida por su lucha contra los desahucios y los abusos de los bancos.
Si los acuerdos necesarios entre diversas izquierdas llegan a buen puerto, la primera ocupará la alcaldía de Madrid, arrebatada al PP que la detenta desde hace un cuarto de siglo. La segunda dirigirá Barcelona, desplazando a los nacionalistas conservadores de Convergencia i Unio.
Aunque haya ganado en escaños y votos la confrontación por la ciudad de Madrid, “el animal político” del PP, Esperanza Aguirre, de 63 años, condesa y ex-presidenta del Senado, sería relegada a la oposición.
Mariano Rajoy fragilizado
La fuerte implicación en la campaña electoral del presidente del gobierno, Mariano Rajoy, le fragiliza en vista del retroceso del PP, que perdería también, entre otras, Sevilla, Valencia (tanto la ciudad como su región), Valladolid, Cádiz, La Coruña, Santiago de Compostela, las Islas Baleares y las regiones de Extremadura y Castilla la Mancha.
Ésta última estaba dirigida por la secretaria general del partido gubernamental, Dolores de Cospedal, una de las principales víctimas de las elecciones del 24 de mayo.
Después de siete años de crisis, España marca así el fin del bipartidismo, dando alas a una nueva política encarnada por Podemos, aliado del partido griego Syriza, y, en menor medida, por Ciudadanos, partido de centro-derecha aparentemente dispuesto a negociar con el PP.
El inicio de la recuperación económica en España favorecido por la bajada del euro, la caída de los precios del petróleo y la repentina flexibilidad del Banco Central Europeo había incitado a Mariano Rajoy a creer en la victoria. “¿Quien habla ahora de la crisis y del paro?”, se atrevió a afirmar en la campaña electoral.
Pero comparando las cifras de finales de diciembre de 2011 difundidas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) con las de finales de marzo de 2015, se constata que en más de tres años de gestión del PP, el número de desempleados pasó de 5.273.600 (22,85%) a 5.444.600 (23,78%) y el número de hogares en el que todos sus miembros están en el paro de 1.575.000 a 1.793.600. La deuda pública por su parte ha saltado del 68,5% al 100% del PIB.
Y ello a pesar de una austeridad (o a causa de ella) rozando la inhumanidad y poco soportable en un ambiente de corrupción generalizada que ha llevado al diario de derecha “El Mundo” a denunciar, en un artículo dedicado al PP, “mafias institucionalizadas”.
Un analista de izquierda cree que la amplitud del voto de los indignados acaba de devolver a España una dignidad vulnerada por la derecha de Mariano Rajoy, por la canciller alemana Angela Merkel y por la Comisión Europea.
