por Pilar VALERO
QUITO / MADRID LatinReporters.com) - Comidas típicas y curiosas costumbres y supersticiones que se mantienen por siglos son comunes en América Latina y España en las fiestas de Navidad y Fin de Año, donde se mezclan en armonía las tradiciones religiosas y ritos paganos.
Con una mayoría de población católica, muchos países latinos son fieles a la colocación en sus hogares del pesebre que escenifica el nacimiento de Jesucristo, pero también se ha incorporado el rito importado del árbol de Navidad, cuyo origen pagano remonta hasta los vikingos.
En la mesa, el pavo asado relleno es el protagonista indiscutible, acompañado de papas, arroz o tamales. En algunos países, sobre todo los caribeños, se cocina también cerdo y pescado.
En Argentina y otros países del cono sur, en pleno verano austral, hay celebraciones con asados y música al aire libre.
Pero por todas partes son los dulces lo más característico de las opíparas comidas de estas fiestas: turrón y polvorones en España, el pan de pascua con pasas y frutas de Bolivia, los buñuelos, pestiños y natillas de otros países andinos, el arroz con leche, chocolate caliente, panetone y otros postres de sabor local. Es por tanto inevitable engordar a final de año.
Todo ello regado de bebidas típicas, tales como el aguardiente, tequila, ponche, coquito de Puerto Rico o el canelazo quiteño, una bebida caliente y muy eficaz contra el frío elaborada con licor, clavo y canela.
Los más religiosos acuden a la nocturna Misa del Gallo, cuando Papa Noel o Santa Claus reparten regalos para los niños. Esta figura laica llegó de Estados Unidos pero procedía a su vez de Holanda y países del norte de Europa.
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Monigote quemado en Pasto (Colombia) en la noche del 31 de diciembre. En Ecuador, Colombia y otros países andinos se quema un monigote fabricado con cartón y relleno de paja que representa el año que termina, un rito purificante que simboliza alejar todo lo negativo. (Foto Etienne Le Cocq) |
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Año Nuevo y Supersticiones
En el Día de los Inocentes, el 28 de diciembre, se conmemoraba originariamente en la Iglesia Católica el asesinato de niños en Belén siguiendo órdenes del rey Herodes. Pero en América Latina y España ha derivado en el día en el que casi todas las bromas son toleradas, a amigos, vecinos, compañeros de trabajo, jefes e incluso en medios de comunicación.
Algunas de estas bromas son de verdad inocentes como colocar un monigote en la espalda de otra persona sin que se de cuenta, pero otras son más cargadas como rociar con tinta que simula sangre, asustar con arañas gigantes que parecen auténticas, poner líquidos que queman en el asiento o soplar polvos que hacen estornudar. La Plaza Mayor de Madrid es escenario de un mercado en estas fechas en las que venden toda clase de artilugios para sorprender.
Las supersticiones se disparan a la hora de recibir el Año Nuevo, con una serie de rituales paganos que se suponen eficaces para llamar a la suerte, el amor o la prosperidad.
En Ecuador, Colombia y otros países andinos se quema un monigote fabricado con cartón y relleno de paja que representa el año que termina, un rito purificante que simboliza alejar todo lo negativo. Esas figuras en ocasiones representan personajes de la actualidad política nacional o mundial, muy populares o muy rechazados por la población.
A los que les gusta viajar comienzan el año dando una vuelta alrededor de su casa con una maleta en la mano, una costumbre extendida por Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador o Bolivia.
En Cuba, Puerto Rico y otros países caribeños, se arroja agua por puertas y balcones en una especie de limpieza simbólica para arrastrar todo lo malo del año que se va, tradición que procede de la cultura afrocubana.
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En la noche del 31 de diciembre en Brasil, en particular en Río de Janeiro, la multitud vestida de blanco ofrece a Iemanja, la diosa afro-brasileña del mar, flores, joyas, perfume, etc. en embarcaciones o cestos empujados por el oleaje. (Foto www.lenouvelan.net) |
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Las doce uvas de la suerte
En Costa Rica se busca una flor silvestre llamada "santa Lucía" de color morado que se mete en la cartera para asegurarse dinero durante todo el año, un deseo que en Panamá se persigue colgando un saco pequeño de arroz en una puerta.
Los brasileños acostumbran por su parte a vestir de blanco para ir a la playa donde saltan siete veces y de espaldas a las olas para ver cumplidos sus deseos. La elección de la ropa blanca es también para rendir homenaje a Iemanja, la diosa afro-brasileña del mar. En el litoral en la noche del 31 de diciembre, en particular en Río de Janeiro, la multitud ofrece a Iemanja flores, joyas, perfume, etc. en embarcaciones o cestos empujados por el oleaje.
En muchos países coincidiendo con la media noche se comen las doce uvas de la suerte, una tradición de herencia hispana. En España se hace al ritmo marcado por doce campanadas del reloj de la Puerta del Sol de Madrid, filmado en directo por las televisiones.
Y para llamar al amor, la prosperidad o la salud los latinos reciben el año con ropa interior roja, amarilla o azul.
En México y España permanece arraigada la tradición de los Reyes Magos, que llevan regalos a los niños el 6 de enero. Un día que se come el tradicional roscón, con sorpresa en el interior para el afortunado que la descubra.
Baile, música y fuegos artificiales son inseparables en estas fiestas en todos los países de América Latina y España.