MADRID, 27 de noviembre de 2014 (LatinReporters.com) - Demócratas y republicanos saben que para ganar las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos será clave el voto latino y la reforma migratoria del presidente Barack Obama se perfila como un tema estrella de la ya pre-campaña electoral.
En Estados Unidos viven 53 millones de hispanos, un 17 por ciento de la población, y suponen un codiciado 11 por ciento del electorado.
El presidente Obama, que no puede optar a otra reelección, anunció este mes una orden ejecutiva que puede beneficiar a cerca de cinco millones de los once millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, la mayoría de origen mexicano.
Oposición republicana
Las medidas frente a la que los republicanos reaccionaron furiosos con ataques a Obama, fueron presentadas al país pocos días después de una importante derrota demócrata en las elecciones legislativas del pasado 4 de noviembre.
Los republicanos, que a partir de enero controlarán tanto la Cámara de Representantes como el Senado, denunciaron que Obama había desafiado al Congreso sobrepasando sus funciones y que con esa medida unilateral se potenciará el "efecto llamada" de inmigrantes irregulares.
El decreto presidencial se dirige a los inmigrantes ilegales que tengan un hijo ya nacionalizado estadounidense y que demuestren vivir en el país al menos desde el primero de enero de 2010. Podrán solicitar un permiso de trabajo temporal y evitarán así la deportación, aunque no se reconocerá el derecho a la ciudadanía o la residencia permanente.
Pero quedarían excluidos aquellos inmigrantes que tengan antecedentes penales o que puedan representar una amenaza a la seguridad nacional, la salud pública y la seguridad fronteriza.
Además, el decreto extendió el programa DACA (Deferred Action for Chidhood Arrival) favoreciendo el permiso de trabajo a los llegados a Estados Unidos con menos de 16 años antes del primero de enero de 2010.
400.000 deportaciones en 2013
Varias encuestas han reflejado que el 51 por ciento de los inmigrantes apoyaban el decreto de Obama, al que reprochaban no haber aprobado una reforma migratoria e incumplir sus promesas electorales.
El gobierno de Estados Unidos mantiene que esas medidas también serán positivas para la economía de Estados Unidos y beneficiosas para la seguridad nacional, mientras que los republicanos advierten que favorecerán la llegada de más inmigrantes ilegales.
En un adelanto de lo que será la ofensiva republicana, ya presentaron una demanda contra el gobierno de Barack Obama por la reforma sanitaria, para lo que el presidente tampoco contó con la autorización del Congreso.
El republicano Ronald Reagan dictó una reforma migratoria en 1986, de la que se beneficiaron 3 millones de indocumentados.
Mientras, un informe de 2013 del servicio de inmigración de Estados Unidos ha reflejado que fueron deportados ese año cerca de 400.000 inmigrantes irregulares, la mayoría de origen mexicano, en lo que supone una cifra récord.
71% del voto latino para Obama en 2012
En torno al 63 por ciento de los inmigrantes latinos en Estados Unidos son de origen mexicanos, seguidos a gran distancia por puertorriqueños, salvadoreños, cubanos y dominicanos.
En las elecciones de 2012, Obama obtuvo el 71 por ciento del voto hispano, mientras que el candidato republicano Mitt Romney el 27 por ciento.
Se trata de una población mayoritariamente joven, que crece cada año, y cuya influencia es especialmente decisiva en estados como California, Texas, Florida, Nueva York e Illinois.
Por ello, en las presidenciales de 2016 los candidatos demócrata y republicano saben que necesitan el respaldo latino para llegar a la Casa Blanca en esta nación de inmigrantes, que son más que nunca un objetivo estratégico.
Aunque aun no han sido elegidos los candidatos presidenciales, figuras hispanas como el ex alcalde demócrata de Los Angeles Antonio Villaraigosa o el senador republicano por Florida Marco Rubio pueden tener un papel destacado en la búsqueda de los electores latinos.
El exgobernador de Florida Jeb Bush, hermano del ex presidente George W. Bush, casado con una mexicana y que habla bien español es uno de los candidatos republicanos en alza precisamente porque podría atraer el voto latino.